Nos escriben: Mensaje del GEC a Humanidad
Nota Previa: En el anterior número de Humanidad se publicó el artículo ¿Todo el poder a los soviets? Las ideas que ahí se vertieron sobre la intervención de un miembro del GEC en un conversatorio, merecen, según el autor del texto que va a continuación, una aclaración. Aquí publicamos dicho mensaje aclaratorio, y como es obvio, el grupo Humanidad no comparte muchas de las ideas ahí expuestas.
Señor Anselmo Pérez:
Hemos recibido el último número de la prensa Humanidad (N° 16/noviembre 2010), en la cual se publica un artículo suyo titulado “¿Todo el poder a los soviets?”. En dicho artículo se describen y critican las posiciones planteadas por nuestra organización, en un conversatorio sobre la Revolución Rusa convocado el pasado octubre por la organización G.A.E.S.[1] Debido a que asumimos como erróneas y superficiales las descripciones que hace sobre nuestras posiciones teórico-políticas, tenemos la necesidad de aclarar algunos puntos que creemos necesarios. Para esto, dejamos atrás ambiciones individuales o personales con el objetivo de contribuir al debate y reflexión dentro de nuestra clase.
En la coyuntura actual se vive una aceleración y agravamiento de la crisis capitalista. Mundialmente, el capital ha declarado una guerra directa a las condiciones de vida de los trabajadores. Se está incrementando y ampliando hasta el extremo el desempleo, la miseria, las enfermedades, los sufrimientos físicos y síquicos. Pero en reacción a esto, nuestra clase no hace esperar su respuesta. Se están produciendo protestas, huelgas masivas, paros radicales, enfrentamientos directos. El desarrollo de luchas en Bangladesh, Grecia, España, China, Francia, Inglaterra, etc. son la prueba fehaciente de ello. El proletariado internacional está comenzando a despertar como clase. Se está dejando de creer en la diversa fauna izquierdista (tanto legal o radical), que por muchos años se ha presentado como la defensora de los trabajadores. Se está volviendo a tomar el rumbo revolucionario que se perdió luego de la máxima experiencia de lucha y toma de consciencia de nuestra clase; la oleada revolucionaria que surgió entre 1917 y 1921 en gran parte del mundo, principalmente en Europa. En este re despertar de nuestra clase, de retorno a las luchas masivas fuera de las barreras sindicales, donde reaparecen las asambleas abiertas y discusiones de base, es nuestro deber como organización comunista proletaria, propiciar el debate y la reflexión para el esclarecimiento del proletariado en su conjunto. Este es nuestro único interés al contestar sus planteamientos. Dejando claro esto, pasamos a dejar sentada nuestras posiciones sobre los siguientes puntos:
Sobre nuestra condición de clase.
En el artículo nos da el siguiente calificativo “jóvenes estudiantes del Grupo de Esclarecimiento Comunista (G.E.C.)”. Aunque este punto no sea algo trascendental para comprender los principios revolucionarios de nuestra clase, dejamos en claro que: los que militamos en el G.E.C. partimos, para definirnos, de nuestra condición y función social que ocupamos en el modo de producción burgués. Esto quiere decir que nos comprendemos como proletarios, no contamos con medios de producción, sólo tenemos nuestra fuerza de trabajo para vender, somos explotados y/u oprimidos por el capital y su Estado. No somos un grupo universitario o estudiantil, sino un grupo de jóvenes proletarios con consciencia de clase, que comprende su papel histórico y que por ende trabajamos políticamente para la abolición de las relaciones burguesas de producción, como para la destrucción de su forma política el Estado, y para la instauración consciente de la Sociedad Comunista. Con esto esperamos haber aclarado nuestra condición proletaria y no estudiantil.
Sobre el marxismo
En el artículo se menciona,
sobre nuestras posiciones políticas, que “no se definen en ninguna de las
clásicas tendencias marxistas (leninistas, stalinistas, maoístas,
trotskystas, consejistas) sino que, al parecer, busca un camino diferente
siquiera para no incurrir en los mismos errores de sus predecesores.”.
Aclarar este punto es vital para que se comprenda el trabajo que realizamos
como minoría revolucionaria, dentro de la lucha histórica de nuestra clase.
Para tener claro la perspectiva revolucionaria del proletariado necesitamos
comprender el modo de producción en el cual nos encontramos, tener una
visión profunda e histórica de la base del capitalismo y entender la lucha
de clases que produce la contradicción capital-trabajo, lo cual realizamos
basándonos en la teoría marxista. Esta teoría revolucionaria, llamada
marxismo, no la asumimos como invención de Marx o de Engels, sino como la
sistematización científica y viva de la lucha real del proletariado,
elaborada por sus minorías revolucionarias en el fragor de la lucha por la
abolición de las cadenas de la esclavitud asalariada. El marxismo es una
teoría viva que recoge dialécticamente el pasado y el presente de la lucha
de clases, y los une en función al futuro y al objetivo revolucionario del
proletariado; la abolición del capitalismo y la construcción del comunismo.
Para profundizar en este punto, tenemos que tener en cuenta que: a medida
que el proletariado ha ido desarrollando su consciencia de clase, dejando
atrás los intereses socialdemócratas y reformistas (por los que luchó cuando
estaba recién en formación) y así asumiendo la lucha comunista, el marxismo
se ha ido desarrollando. El mismo proletariado ha necesitado tener una
comprensión real de su existencia como clase, ha necesitado romper con las
ideologías idealistas y desarrollar una visión científica, materialista y
dialéctica. Este empuje teórico que ha dado la clase en su lucha fue
sistematizado, teorizado, conceptualizado por las minorías revolucionarias
que surgen dentro de esta dinámica de lucha. Uno de los individuos que,
contribuyó en la sistematización y teorización de las lecciones dejadas por
la clase fue Carlos Marx. Pero de ningún modo las posiciones que defendió
salieron del aire o de su “gran inteligencia”, fueron parte activa y viva de
la lucha proletaria revolucionaria de la época. El punto de por qué lleva su
nombre, es que justamente en los momentos cuando el proletariado rompió con
el reformismo y utopía socialdemócrata, Marx pudo contribuir grandiosamente
en la transición del socialismo utópico (donde no se comprendía el modo de
producción burgués, donde no se conocía al sujeto histórico revolucionario,
etc.) al socialismo científico, mostrando el fin comunista con una base
científica, explicando las relaciones capitalistas, la naturaleza del Estado
y la presencia en la historia de la clase proletaria. Reiteramos nuevamente
que el marxismo no es una teoría de un hombre, sino de la clase misma, que
se desarrolla y se nutre de la lucha proletaria internacional.
Ahora bien, nosotros reivindicamos el aporte de la lucha proletaria en
general, y en particular el aporte que nos han dejado las organizaciones
internacionales del proletariado: la Liga de los Comunistas donde
participaron Marx y Engels (1847-52); las tres Internacionales (la
Asociación internacional de los trabajadores, 1864-72; la Internacional
socialista, 1884-1914; la Internacional comunista, 1919-28 – hasta su Tercer
Congreso); y de algunas de las posiciones defendidas por Fracciones
Comunistas que se fueron separando en los años 1920-30 de la Tercera
internacional (la Internacional comunista) en su proceso de degeneración por
parte de la contrarrevolución estalinista. Rechazamos por tal motivo las
desviaciones leninistas, trotskistas, estalinistas, maoístas, etc. Ya que
las consideramos como parte de las distorsiones que se han producido debido
a la contrarrevolución surgida luego del aislamiento que sufrió la
Revolución Rusa, y la derrota de la oleada revolucionaria, de 1917 a 1921
aproximadamente.
Por lo explicado anteriormente, podemos decir que no buscamos un camino
diferente al desarrollado por nuestra clase en sus luchas contra el capital.
Todo lo contrario, nosotros tenemos una historia, nos respaldamos en ella
para avanzar en la actualidad. El marxismo es la teoría revolucionaria, que
para nosotros, sistematiza científicamente las lecciones de la lucha de
clases, la dinámica del capital y las acciones actuales de la clase para
llegar al comunismo.
Sobre la contrarrevolución estalinista.
En el artículo se menciona que
nuestro delegado en la ponencia, el c. José Rojas, “nos hizo ver lo novedoso
de su posición marxista”. Pues bien señor Pérez, sería redundante aclarar
este punto, en todo caso agregaremos que el marxismo no es una teoría salida
de algún grupo autoproclamado marxista. El marxismo se alimenta y crece con
la comprensión de la clase, de su papel histórico en la sociedad, de los
aportes teóricos que se puedan hacer al sistematizar las lecciones de la
lucha, etc.; no reinventamos el marxismo.
Queremos aprovechar este punto para mencionar que, luego de la degeneración
de la Revolución Rusa, de la pérdida del poder de los soviets y la
monopolización del poder por parte del Partido Comunista Ruso (en el
Estado), se destruyeron y degeneraron las posiciones verdaderamente
marxistas. El defender el capitalismo de Estado que hubo en la U.R.S.S.,
plantear que el social-imperialismo ruso era el socialismo, no es parte de
los intereses del proletariado, por lo tanto no tienen ninguna relación con
el marxismo. El mariateguismo, por ejemplo, defendió las posiciones enviadas
desde Rusia por el régimen estalinista. Estas posiciones no tienen relación
con los planteamientos revolucionarios de la clase, por más que los
defensores de Mariátegui, como él mismo, se hagan llamar las vanguardias
iluminadas del comunismo.
Y es que luego de que el estalinismo, que no es sólo de Stalin, sino de todo
un régimen social capitalista, hizo con el poder en Rusia la destrucción de
la revolución proletaria, sus posiciones fueron enviadas a todos los
rincones del mundo como la “consagración y desarrollo del marxismo”. La II
Guerra Mundial contribuyó a que la U.R.S.S. se dispare como potencia mundial
junto a U.S.A., dejando el camino libre para que imparta sus manuales a
diestra y siniestra dentro de nuestra clase. Este imperialismo, sólo
financió guerrillas, defendió al capitalismo de Estado, explotó y asesinó en
la miseria a millones de proletarios so pretexto de que el “socialismo era
duro, pero era el camino al Comunismo”. Trotsky, hasta el día de su muerte,
defendía a la U.R.S.S. y el único problema que veía en este régimen de
capitalismo de Estado era al padrecito Stalin, a pesar de que los
trotskistas reniegan a rabiar de Stalin, no son sino parte de la misma
espada con que se mató la Revolución proletaria en Rusia. Estas críticas no
son planteadas por posiciones nuevas, simplemente aclaran las posiciones que
el marxismo siempre ha defendido. Desde la primera organización comunista,
La Liga de los Comunistas - 1847, se plantea que la organización comunista
“…persigue el derrocamiento de la burguesía y el dominio del proletariado,
la supresión de la vieja sociedad burguesa, basada en el antagonismo de las
clases, y la instauración de una nueva sociedad sin clases ni propiedad
privada”.
Sabemos porque nuestra clase ha ido a la deriva, sin recobrar su memoria
histórica. El estalinismo (y demás izquierdismo) sepultó las lecciones
proletarias, vistió de rojo países y obligó a los jóvenes proletarios a que
defiendan posiciones que nada tenían (ni tienen) que ver con sus intereses
históricos como clase. Nosotros estamos plenamente convencidos que “la
emancipación de la clase obrera debe ser obra de la propia clase obrera” y
no de vanguardias profesionales por más marxistas y comunistas que éstas se
llamen.
Sobre el papel del Estado o Semi-Estado
En su artículo usted menciona
que “el llamado por ellos (G.E.C) “Estado proletario”, no es sino un “semi-Estado”,
o sea un estado en extinción. Claro que Lenin también sostiene lo mismo en
su obra “El Estado y la Revolución”, es decir que se trataría de una
recuperación de una idea olvidada por los autoritarios que han dominado
hasta hoy el mundillo político “comunista”.” Pues bien señor Pérez y
lectores en general, desde la perspectiva marxista nosotros nos tenemos que
basar en la experiencia histórica de nuestra clase, en su lucha, para
sustentar nuestras posiciones respecto al Estado. Las relaciones
capitalistas de producción, que se basan en mantener a una minoría
privilegiada con el poder económico, la burguesía, que vive de la extracción
de la plusvalía y de asalariar a la gran masa desposeída de la sociedad, el
proletariado, privada de medios de producción y creadora de la riqueza
social, son defendidas y legalizadas por el Estado burgués. Este Estado no
es otra cosa que el aparato político, ideológico y militar utilizado por la
clase burguesa para perpetuar su sistema de explotación y esclavitud
asalariada. El Estado existe dentro de las sociedad humanas cuando aparecen
las diferencias de clase, siendo históricamente el aparato de las clases
dominantes para oprimir y explotar a las clases explotadas (valga la
redundancia). Rechazamos por tal motivo, la posición reaccionaria y
burguesa, de entender al Estado como un ente neutro, imparcial, etc. Los
izquierdistas comprenden al Estado como un aparato neutro, que depende del
partido que lo maneje y dirija. Contrariamente, los marxistas, siempre hemos
luchado, no por un querer idealista, sino por una necesidad histórica, por
la abolición y destrucción del Estado de la burguesía, de su aparato de
dominación económico, político e ideológico.
Por otro lado, nuestra clase en la actualidad no tiene el poder para decidir
ni cambiar nada en su existencia; no tiene el poder para decidir por sí
misma, depende del sistema mercantil capitalista. El proletariado solamente
ha podido conseguir algún cambio social en su favor luchando como clase
contra el capital y su representante político el Estado. La única forma que
ha tenido y tiene el proletariado para cambiar su situación miserable en la
sociedad es teniendo el poder para hacerlo; luchando contra el poder del
Estado e imponiendo el poder proletario. Pero cambiar ciertas políticas
capitalistas, lograr algunas reivindicaciones, etc. están muy lejos de ser
una revolución social. Para que esto ocurra el proletariado tiene que tener
el poder total de la sociedad, no quitarle el poder a la burguesía, sino
imponer un poder revolucionario proletario para llegar al Comunismo. Esta
situación se ha podido y puede concretarse, sólo cuando se ha llegado a un
alto nivel de conciencia de clase, cuando el proletariado se ha organizado
autónomamente, cuando se ha podido comprender el papel histórico y confiar
en el proyecto comunista. En estas circunstancias la clase proletaria ha
ejercido y podrá ejercer por la violencia un poder autónomo, un poder para
abolir su forma explotada de existencia. Los consejos obreros, los comités
de fábrica, las organizaciones proletarias barriales, han desplegado en
momentos álgidos de lucha un poder alternativo al del Estado burgués, un
poder que ha surgido de las entrañas de la clase para luchar contra las
cadenas de la explotación. Este poder proletario es completamente diferente
al poder opresor y explotador de la burguesía. Por eso dejamos claro que si
bien asumimos la formación de un Partido Comunista Mundial, negamos
tajantemente que sea este el que ejerza su poder, por el contrario es el
proletariado mismo (con una firme conciencia de clase) se organiza e impone
sus necesidades revolucionarias y colectivas contra las formas mercantiles
de producción del capitalismo. Esto fue lo que surgió en la Revolución Rusa,
el poder de los soviets. Lo que tenemos que tener claro, y es donde
probablemente deslindemos con el anarquismo en general, es que este poder
tiene que estar organizado y coordinado por un aparato que facilite la
ejecución y administración de los intereses de los soviets, consejos
obreros, comités de fábrica, etc. Este aparato se encargará de cumplir
intransigentemente los fines que necesite el proletariado como clase para
abolir la explotación por completo. A este proceso nosotros le llamamos
dictadura del proletariado, o periodo de transición del capitalismo al
comunismo; y al aparato que se encargará de llevar a cabo la imposición de
los intereses del proletariado sobre los intereses del capital le decimos
Semi-Estado. Por qué Semi-Estado?, porque el Semi-Estado no explotará a
ninguna clase, por el contrario, será el instrumento de la clase proletaria
y sólo servirá a sus fines revolucionarios. El Semi-Estado no será del
Partido Comunista, sino será un órgano de la dictadura de los consejos
obreros, una dictadura contra el rebrote capitalista, contra la reacción que
quiera destruir la revolución proletaria, contra la ideología burguesa
todavía imperante, como contra el capitalismo que siga existiendo en el
mundo.
Luego de aclarar este punto, es conveniente mencionar que no tenemos, a
profundidad una postura clara sobre el papel del Partido Comunista dentro
del Semi-Estado. De todas maneras les damos nuestras apreciaciones hasta
donde las podemos defender y fundamentar, teniendo como base el desarrollo
histórico de la dinámica de la lucha de nuestra clase.
Sobre el debate como arma del proletariado y el despertar de la clase.
Para finalizar, y en relación a
lo que menciona sobre nuestra disposición a “celebrar reuniones o acciones
conjuntas con los anarquistas”, creemos que el proletariado necesita debatir
y reapropiarse de su historia. Necesita tener confianza en su revolución,
necesita luchar autónomamente contra el capital fuera de las izquierdas, de
los partidos burócratas que se hacen llamar Comunistas o Socialistas. Por
eso, es tarea de las minorías revolucionarias, de los sectores más
clarificados de la clase que comprendemos la dinámica de la lucha y las
relaciones sociales de existencia del capitalismo, entablar lazos de debate
y discusión. Nosotros estamos dispuestos a debatir con minorías
revolucionarias que tengan una visión internacionalista, que rechacen a la
izquierda y sus frentes, que sean intransigentes a la hora de defender las
posiciones de nuestra clase. Asegurando que la lucha proletaria es contra
las relaciones capitalistas de explotación, y no contra algún país,
multinacional o empresa capitalista. Vemos con entusiasmo que la actual
lucha de nuestra clase nos revela una etapa combativa y revolucionaria. La
perspectiva comunista crece a cada instante, con cada huelga masiva, con
cada rechazo a seguir los parámetros de los sindicatos serviles al capital,
las minorías revolucionarias comienzan a salir y a criticar el pasado
vergonzante que dejó el estalinismo. Lo mejor que podemos sacar del pasado
son las lecciones, aprender de ellas y avanzar por el camino revolucionario,
hacia la emancipación nuestra clase, hacia el Comunismo.
Lamentablemente no hemos podido profundizar muchos puntos en estas breves
líneas. De hecho que han quedado cabos sueltos en las posiciones que
vertimos. Pero la teoría proletaria es así, no está resumida en un manual,
sino que está viva y se desarrolla junto a la lucha del proletariado tanto
práctica como teórica.
Esperamos recibir las críticas, alcances y preguntas correspondientes. El
debate está abierto.
Grupo de Esclarecimiento Comunista – G.E.C.
[1] El conversatorio tuvo como título “¡Todo el poder a los soviets! – por
un análisis crítico de la Revolución Rusa.”, convocado para el día 15 de
octubre en la facultad de Ciencias Sociales de la UNMSM.
Humanidad. Nº 17