Juicio Final

Números anteriores
Materiales
Archivo FOPEP

Para mí nada
Nada quise en vida, nada quiero en la muerte;
y después de muerto la nada:
ni velorio, ni flores, ni responsos:
¡ni una maldita tumba!
Para mí nada. Como pobre he vivido,
como pobre he de morir.
Nada de vanidades, ni tontos misticismos.
No creo en Dios ni en el Diablo, palabrejas
inventadas por el miedo humano.
No hagan nada de boberías
con mi cadáver, con mis cenizas;
o, con mi efímera memoria.
No quiero sacrificios inútiles
de quienes me amen o desprecien.
No me importa si nadie me recuerda o me maldice.
Es la firme voluntad de quien en vida
siempre fue un obstinado anarquista.
¡Por favor, oh futuros difuntos de mi entorno:
ni una flor, ni una palabra, ni un aviso a los amigos o parientes!
¡Ni agua bendita, ni discursos, ni estampitas!,
para el que siempre se burló hasta el sarcasmo
de todas las fanfarrias e ilusiones,
de la única mendaz e hipócrita de las especies:
nuestra especie humana;
y su frustrante Civilización mafiosa.
 

                                                                  Leoncio Bueno.
                                                                                Diciembre del 2010
 

 

 

Humanidad. Nº 17