Lenin y la exaltación maxificada del capitalismo de Estado*. (Parte A)

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I

Para la social democracia, como continuación directa del marxismo, la revolución proletaria sólo tenía sentido y era posible en países desarrollados. Si en Alemania o Inglaterra la revolución proletaria no se había realizado, no tenía sentido plantearla en un país atrasado como lo era Rusia. Llevarla a cabo implicaba y significaba aventurerismo, caudillismo, anarquismo, etc. Su programa general era: aliarse y apoyarse en los sectores progresistas del capitalismo para la realización de las tareas democrático burguesas, que en el fondo era la defensa del capitalismo, ya que no había un ataque directo al capital ni se le ponía en cuestión. Ejemplo de ello fue la revolución rusa de febrero de 1917.

Los bolcheviques, como continuación radicalizada de la social democracia, llevaron al máximo tal programa. Lucharon no sólo por crear las condiciones favorables al capitalismo, sino que asumieron las tareas de ésta, de la burguesía, justificando su accionar en la necesidad de desarrollar las fuerzas productivas por parte del proletariado que tenía el control del poder estatal. Sustituyendo el antiguo Estado por un Estado capitalista, gigantesco, poderoso y burocrático.

Sostuvieron la necesidad de una revolución proletaria, asimismo estuvieron a la cabeza, por así decir, de la revolución, que a pesar de su radicalidad no rompió de manera total con la social democracia. Siguieron fieles al credo de que el capitalismo debe de desarrollarse si o si. Y si no sucede, el proletariado (y el campesinado) debe de asumir esa tarea. Tareas burguesas. En táctica y en la forma cambiaron, pero no en el contenido social de la revolución, ya que de manera obligatoria se debía de realizar las tareas democráticas burguesas.

A comparación de la social democracia, oficial y tradicional, su discurso y accionar parecía revolucionario, pero no, sólo servía para justificar y mejorar al capitalismo (estatal), ya que tenían que aplicar y desarrollar el programa de su enemigo histórico, el de la burguesía. Capitalismo de Estado que consistía en realizar tareas burguesas y desarrollar el capitalismo a nombre del proletariado. Ejemplo de ello fue lo que siguió a la revolución rusa de octubre en 1917.

Bolcheviques y mencheviques defendían similar proyecto. No hubo una ruptura ni cuestionamiento profundo. El reformismo se mantenía. El bolchevismo fue sólo una expresión violenta, insurreccional y conspirativa (en comparación con el menchevismo) para llegar a ese reformismo, que tampoco dejaba de lado el parlamentarismo.

Es imposible que el Estado sirva a los intereses del proletariado. La toma del poder y la defensa del Estado es una aspiración burguesa. El proletariado, como clase y en lucha, sólo podrá alcanzar sus aspiraciones revolucionarias destruyendo al Estado. Negándolo, ya que la emancipación del proletariado ha de ser obra de ellos mismos, creando y generando las condiciones necesarias y favorables para su consecución.

Lenin, y lo que sería después el leninismo, respondería a la tradición social que le antecedió y que predominó en su entorno. Respondió a la información social que imperaba. No sólo a cuestiones teóricas, sino también prácticas contrastadas en la realidad. Fue uno de los principales defensores y desarrolladores de lo que sería el capitalismo de Estado, exclamando abierta y explícitamente su exaltación maxificada. Los pasajes que siguen (entre otras muchas no citadas) son una muestra tajante de ello. Muestra, de alguna u otra manera, la continuidad y desarrollo de los planteamientos y postulados generales de la social democracia.


II

Haciendo una supuesta crítica y respondiendo a los “comunistas de izquierda” en el texto Infantilismo “de izquierda” y la mentalidad pequeñoburguesa1, dice Lenin:

“comparado con el actual estado de cosas en nuestra República Soviética, el capitalismo de Estado sería un paso adelante2. Si dentro de seis meses aproximadamente se implantara el capitalismo de Estado en nuestra República, sería un éxito enorme y la más segura garantía de que dentro de un año el socialismo se consolidaría definitivamente en nuestro país y sería invencible”3.

Hay una continuidad de los planteamientos de la social democracia. Si bien de manera diferente (en método y forma), no hay una ruptura, sino una ampliación y desarrollo, que conllevaría a la instauración del capitalismo de Estado como motor (o pilar) de “garantía” y de “éxito”. Hace creer, de manera demagógica y falsearía, que “el poder estatal se encuentra en manos de los obreros...”4. Y por encontrarse, supuestamente, en manos de los obreros y por seguir fines socialistas, debe de buscar como tarea principal la implantación del capitalismo de Estado.

Haciendo una correlación entre el capitalismo de Estado y el socialismo, concluye:

“Cuando la clase obrera haya aprendido a defender el sistema estatal contra la anarquía del pequeño propietario, cuando haya aprendido a organizar la gran producción en escala nacional, tomando como base los principios del capitalismo de Estado, tendrá en sus manos –perdonen la expresión– todos los triunfos, y la consolidación del socialismo estará asegurada”5.

El abogar y exaltar al capitalismo de Estado se hace más constante, porque es en base a sus principios que se organizará la gran producción nacional, asegurándose, según Lenin, el triunfo y la consolidación del socialismo, porque: “en primer lugar; económicamente el capitalismo de Estado es incomparablemente superior a nuestro sistema económico actual” y “en segundo lugar, nada hay terrible en él para el poder soviético, pues el Estado soviético, es un Estado en el cual el poder de los obreros y de los pobres está asegurado”6. Buscando a toda costa, y utilizando los artificios más elaborados, para hacer ver que no hay que preocuparse por el capitalismo de Estado. Que se puede convivir con él y que sirve a los intereses del proletariado. Un capitalismo bueno e inofensivo por decirlo así. La historia demostró todo lo contrario, haciendo ver que la exaltación del capitalismo de Estado y sus beneficios son una mentira. Un engaño y traición al proletariado.

Exaltando y tomando como ejemplo al capitalismo Alemán agrega: «…tomemos ante todo el ejemplo del capitalismo de Estado… Alemania. Tenemos allí “la última palabra” de la moderna técnica capitalista y la organización planificada, subordinados al imperialismo junker-burgués. Supriman las palabras en cursiva y en lugar del Estado militarista, junker, burgués, imperialista, pongan también un Estado, pero de tipo social diferente, de diferente contenido de clase, un Estado soviético, es decir, un Estado proletario, y obtendrán la suma total de las condiciones necesarias para el socialismo», ya que “el socialismo es inconcebible sin la gran técnica capitalista… Es inconcebible sin una organización estatal planificada, que someta a decenas de millones de personas al más estricto cumplimiento de una norma única en la producción y distribución de los productos”. “El socialismo es inconcebible, además, sin la dominación del proletariado en el Estado…”7. Haciendo pasar al capitalismo de Estado por socialismo.

Citándose y exaltando al capitalismo de Estado hasta antes de la revolución de octubre, y no sólo por él sino por lo demás bolcheviques, dice:

«Para que el lector se convenza de que la “alta” estima por el capitalismo de Estado no es sólo por ahora, sino que también antes de la toma del poder los bolcheviques opinábamos así, me permitiré citar el siguiente pasaje de mi folleto, escrito en setiembre de 1917, La catástrofe que nos amenaza y como luchas contra ella:8

«…Pues bien, sustituyan ese Estado de junkers y capitalistas, ese Estado de terratenientes y capitalistas por un Estado democrático-revolucionario, es decir, por un Estado que destruya de modo revolucionario todos los privilegios, que no tema implantar de modo revolucionario la democracia más completa, y verán que el capitalismo monopolista de Estado, es un Estado verdaderamente democrático-revolucionario, representa inevitablemente, e infaliblemente, ¡un paso, y más que un paso hacia el socialismo!». «…Pues el socialismo no es más que el paso siguiente al monopolio capitalista de Estado». «…El capitalismo monopolista de Estado es la completa preparación material9 para el socialismo, la antesala del socialismo, un peldaño de la escalera de la historia entre el cual y el peldaño llamado socialismo no hay ningún peldaño intermedio»10.

La consigna de Lenin y lo bolcheviques era clara, sustituir el Estado burgués por otro Estado burgués, que para ellos era un Estado democrático-revolucionario. Un Estado que lleve y desarrolle al máximo el programa de la burguesía. Pero la particularidad de ese posible (y futuro) Estado es que no permitiría la competencia11. Todo recaería en sus manos para la instauración de un monopólico capitalismo de Estado, que siguiendo y continuando la información social de la tradición, para dar paso a lo que sería el socialismo. Haciendo creer que necesariamente, y como preparación material, el capitalismo monopolista de Estado es el elemento principal para llegar al socialismo. Premisa axiomática donde “no hay ningún peldaño intermedio”.

Efraín H.

 

NOTAS

* Texto elaborado en base a extractos de la ponencia: “¿Dictadura del proletariado o capitalismo de Estado?”, expuesta en el conversatorio: “¡Todo el poder a los soviets! Por un análisis crítico de la revolución rusa”. Llevada a cabo el viernes 15 de octubre del 2010 en la Facultad de Ciencias Sociales de la U.N.M.S.M. Organizada por el Grupo Anarquista de Estudios Sociales (G.A.E.S.).

1 Infantilismo “de izquierda” y la mentalidad pequeñoburguesa. Publicado el 9, 10 y 11 de mayo de 1918 en los números 88, 89 y 90 del periódico Pravda. En V. I Lenin (1973). Obras escogidas. Editorial Cartago, Buenos Aires, Tomo V, p. 181-211.

2 Las cursivas son propias del texto original, ob. cit. p. 192.

3 Ibíd., p. 192.

4 Ibíd., p. 195. ¿El poder estatal se encuentra en manos de los obreros o en manos de los dirigentes del partido?

5 Ibíd., p. 196.

6 Ibíd., p. 196.

7 Ibíd., p. 197.

8 Ibíd., p. 199. Revisar: La catástrofe que nos amenaza y como luchar contra ella. Escrito entre el 10 y el 14 de setiembre de 1917. En V. I Lenin (1973). Obras escogidas. Editorial Cartago, Buenos Aires, Tomo IV, p. 257-300.

9 Las negritas son propias del texto original. Infantilismo “de izquierda” y la mentalidad pequeñoburguesa, p. 199

10 Ibíd., p. 199.

11 Un Estado burgués administrado por obreros. Justificación mitificada para la defensa y apología del capitalismo de Estado.


 

 

 

Humanidad. Nº 16