Notas de don Baku

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La inseguridad ciudadana es producto del fracaso de la represión autoritaria

La libertad puede y debe defenderse únicamente mediante la libertad: proponer la restricción de la libertad con el pretexto que se la defiende es una peligrosa ilusión. La psicología, las estadísticas y toda la historia prueban que la inmoralidad individual y social es consecuencia inevitable de una falsa educación pública y privada, de la degeneración de la moralidad pública y de la corrupción de la opinión pública, y sobre todo de la organización viciada de la sociedad. Un estadístico belga eminente (Quételet) señala que la sociedad abre el camino para los crímenes que luego cometen los delincuentes. Es sabido que todos los intentos para combatir la inmoralidad social mediante una legislación religiosa, que viola la libertad individual, está condenada al fracaso. La experiencia demuestra que un sistema represivo y autoritario, lejos de prevenir, no hace más que aumentar el crimen: la moralidad publica o privada es mejor o peor según se otorga más o menos libertad individual. En consecuencia, para regenerar la sociedad, debemos ante todo desarraigar completamente este sistema político y social fundado en la desigualdad, el privilegio y el desprecio por la humanidad. Tras reconstruir la sociedad sobre la más completa libertad, igualdad y justicia –para no mencionar el trabajo para todos y una educación avanzada inspirada en el respeto por el ser humano-, la opinión pública reflejará la nueva moral y se convertirá en el guardián natural de la libertad más absoluta (y del orden público).

Humanidad. Nº 16