¿Crisis económica en Estados Unidos y Europa…el fin del sistema capitalista

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Y el viejo Karl Marx hoy reiría: "Queridos capitalistas, ¿viste que tuve razón?” Esta crisis económica ha estallado en dimensión mundial. Para los grandes economistas "es peor que el de 1930". El autor del Capital vio largo.... Y efectivamente lo que ha ocurrido luego del ciclo de crecimiento lento de los últimos treinta años es aquella fase de estancamiento de la economía mundial que, después del choque petrolífero del 73 - 74, no ha conocido ya -excepto por China, la India o el Brasil– las tasas de crecimiento de la edad del oro que continúo a la Segunda Guerra Mundial. Un estancamiento caracterizado por una tendencia a la saturación de los mercados de salida y de una consiguiente tendencia a la baja de los ensayos de provecho. De aquí la salida mediante la economía de papel, en aquella hacienda que Marx llamó capital ficticio y que periódicamente, según un ritmo implacable, literalmente es destruida por el derrumbamiento puntual de las bolsas. Ha ocurrido en el 97 con la crisis asiática, ocurrió en el 94 con la mejicana, y luego en el 2001 con el estallido del new economy, hasta llegar a las cumbres gigantescas de la actual crisis, la más pesada, la que quizás rediseñará, por fuerza, equilibrios y relaciones a nivel mundial. 

Marx echa el ancla, muy claramente, cito El Capital: "…el verdadero límite de la producción capitalista es el capital mismo; es el hecho que es el capital y su misma valorización en ella lo que constituyen el punto de salida y de llegada". Una producción por la producción, "el desarrollo incondicional de las fuerzas sociales productivas es un medio que se estrella constantemente con el objetivo perseguido que es un objetivo limitado: la valorización del capital existente". Una contradicción exaltada por la naturaleza del capitalismo, por su competición salvaje que no asume la regulación pero luego la busca cuando las tasas de provecho se hunden, el derrumbamiento inunda la bodega del sistema y el miedo hace que el sistema se parezca a aquellos pericotes ciegos que sacuden la cabeza en un muro en busca de "mamá". Un espectáculo disgustoso. 

Basta ya con la patraña de la "hacienda mala" que se come como el capitalismo bueno y productivo que van repitiendo los arrogantes exponentes de la patronal y del gobierno o de la oposición, en los cuartos de estar televisivos. En el 2006 las ganancias de las principales empresas que cotizaban en Wall Street derivaron más allá del 33% de actividades financieras y lo mismo ha ocurrido en Italia. Sin contar el enredo perverso y penetrante entre bancos e industrias y entre todos los principales actores de este ballet global que se llama capitalismo. 

Cuanto ocurre es también un acto de acusación contra la ilusión de la "gestión templada" del capitalismo, obra de un Estado severo y complaciente al mismo tiempo. Los observadores atentos y honestos, en efecto, saben bien de la responsabilidad de Bush en provocar el desastre pero también saben que la burbuja especulativa, con su ajuar de desregulación, ha sido incubada por la administración Clinton.

El capitalismo se vale del Estado como un sirvo tonto: ocupa por ello los sitios clave para secuestrar los recursos. ¿Qué decir del presidente del Goldman Sachs, Paulson, que se vuelve Secretario del Tesoro de EE.UU., hace fracasar el Lehman Brothers y en cambio salva el Goldman Sachs? Y luego lo exprime para salvarse de la catástrofe. En estos días todos los gobiernos están salvando a los bancos y a los banqueros, ve el comité de asuntos de la "burguesía" de aquel cartel que hace escuchas récord sobre ITunes, pero nadie mueve un dedo por aquellos pobretones que tienen perdida la casa y son puestos en un camping entre California y México; nadie interviene allá donde se tiene que intervenir; nadie pone bajo proceso a una formación de especuladores, tiburones y parásitos que han contribuido activamente al desastre actual. Al daño, se sumará la broma de un Estado nacional que, salvando ocho bancos en Gran Bretaña, cuatro o cinco en los EE.UU., todo el sistema en Irlanda y en Alemania, favorecerá, al final, una súper concentración bancaria. En vida, probablemente, quedarán sólo tres de los grandes bancos que se repartirán el poder en los EE.UU.. 

De las muchas definiciones que se pueden utilizar y que han sido utilizadas para describir al capitalismo, aquella que yo siempre tengo en mente es la que utiliza una célebre pintura de Bruegel: Come "pez grande pez pequeño". Hoy parece que todos los peces están jadeando pero el resultado de la crisis ¿cuál será? Ahora, a los ojos de todos, el capitalismo no es nunca bien reglamentado y procede como un remolino que se auto alimenta. Esto lleva a los grandes grupos financieros a siempre enriquecerse de más, y quién tiene menos dinero a siempre empobrecerse de más, aumentando continuamente la brecha que separa a quien tiene el dinero y a quien no. El gran riesgo es llegar a la implosión de todo, porque un día quién adquiere no tendrá dinero más para comprar y quién vende ya no tendrá a compradores. 

¿Qué culpa tienen los gobiernos? Sustancialmente el no haber puesto reglamentos restrictivos para el mercado. Sucede muy continuamente que algunos gobiernos o, mejor dicho, algunos gobernadores tienen demasiados intereses personales, y, por ello, evitan poner reglas, apoyando así a las acciones de quien mueve grandes capitales. Y esto no sucede sólo en Europa o en Estados Unidos. La cuestión es que luego de huir del control se pone imposible de controlar y, en todo caso, hay que tener en cuenta que "nuestro" mercado es definido "libre" y por lo tanto es difícil de ponerle vínculos válidos… 

Si queremos verdaderamente cambiar el sistema tenemos que cambiar los valores que hoy son la base de esta miserable sociedad tan materialista, manifestarlos, reivindicar las alternativas y llevarlas a emerger con la lucha.  

                                                                                                         Gian Maria Piatta

 

Humanidad. Nº 17