Editorial
Todavía la prensa hablada,
visualizada y escrita sigue comentando el otorgamiento del premio Nóbel de
Literatura al Sr. Mario Vargas Llosa. Su primer discurso fue bastante
general y por eso casi todos están de acuerdo en su contenido. Parece como
la intervención de algún presidente en la Asamblea General de las Naciones
Unidas, pasando a vuelo de pájaro por los problemas que confronta la
Humanidad y obviando lo que podría verse de negativo para el sistema social
vigente en su país o globalizado como está hoy el capitalismo neoliberal. Lo
que más hemos retenido es su afirmación de que la Literatura y su ya larga
historia ha contribuido con creces a la humanización del ser humano, porque
nos ha permitido y permite soñar con mundos ideales en los que prime la
libertad y la igualdad, convirtiendo lo “imposible en posible”.
Para nosotros es verdad que la Literatura podría ser una suerte de bálsamo
que calme el dolor individual y social, pero ella no puede borrar el hecho
de que en gran medida el hombre sigue siendo “un lobo para el hombre”. Basta
con leer los diarios y observaremos verdaderos dramas todos los días como,
por ejemplo, la noticia del jueves en “La República” sobre la muerte de 81
reclusos en una prisión chilena fabricada para encerrar a 500 personas pero
que albergaba a 2 mil, o sea cuatro veces su capacidad real. Estas 81
personas perecieron en un incendio, que arroja el saldo de decenas de
heridos. En el momento del siniestro sólo habían 5 custodios para esos 2 mil
presos, y los bomberos que fueron llamados por los celulares de algunos
presos se dedicaron más a golpear a los detenidos que a apagar el incendio
que fue apagado en una segunda instancia. Un preso ha declarado que mientras
los reclusos se asfixiaban y gritaban de desesperación, los custodios reían,
como si gozaran de la desgracia humana que estaban presenciando. Un dato
para concluir, se dice que Chile tiene un ingreso por cabeza superior al de
todos los países del Continente, exceptuando quizás EEUU y Costa Rica, pero
también se debe saber que allí impera una mayor desigualdad social, tan es
así que, después de los EEUU, es el país americano con más presos por número
de habitantes. Para terminar este punto quisiéramos decir que la Literatura
puede dar cuenta embellecida de esos hechos concretos y proyectarse a
inducir soluciones felices, pero no es cierto que esos males existirán hasta
el fin de los tiempos, ni que el advenimiento de una sociedad realmente
socialista sea un imposible al que sólo literariamente accedamos, lo único
que es imposible es que el ser humano permita eternamente ser expoliado,
explotado, oprimido y reprimido, aplastado como un microbio por seres
irresponsables y ambiciosos como son los capitalistas y sus secuaces en el
mundo político.
No compartimos la opinión de quienes ningunean a Vargas Llosa por su
posición política de derecha liberal (sin reconocer que desde allí hace
contrapeso a las tendencias extremistas y autoritarias de derecha de las que
el fujimorismo es el mayor representante), y todo porque critica de la misma
forma al autoritarismo de izquierda latente en el castrismo y el chavismo
sin darse cuenta que de ese modo puede provocar que los aspirantes al cambio
social se orienten hacia un socialismo libertario, en todo caso creemos que
estos ninguneadores son gente conservadora con una careta de
“revolucionarios”. Por consiguiente creemos que Vargas Llosa, como novelista
y no como político, se merece el premio Nóbel de Literatura de la misma
forma como se lo mereció García Márquez hace décadas y de la misma forma
cómo se lo hubieran merecido Vallejo o Arguedas o Borges. En todo caso, esto
no debe conducirnos a una euforia nacionalista, puesto que lo que se premia
es el carácter universalista de la obra de una vida, tanto por los
personajes como por la madeja de la historia que se narra. Ojalá esa fama
del escritor sirva para las buenas causas y no para afirmar todavía más el
poder de las oligarquías industriales y financieras en América Latina y el
Mundo.
Habría que recordar que si bien es cierto debemos leer a Vargas Llosa y
otros autores, hay que separar lo literario de lo ideológico en ellos y no
sólo leer memorísticamente sino críticamente. En medio de todo, los
anarquistas no compartimos la ideología liberal de este señor, porque si él
coincide con nosotros en afirmar que “la dictadura es el mal absoluto”, su
alternativa es la república burguesa sede de la explotación del hombre por
el hombre, mientras nosotros postulamos la lucha por un socialismo
libertario comprendido como la ausencia de gobierno, de una clase política y
como administración de las cosas por toda la humanidad autoorganizada y
autodirigida. Además, si la literatura ha contribuido a humanizar al ser
humano como dice Vargas Llosa, no hay que detenerse en ella sino avanzar en
la humanización no ya sólo de las ideas sino de la realidad misma que las
mayorías sufren como un latigazo del destino. Y ello no se logrará con
elogios a algunos políticos y condenas a otros, sino con una acción
revolucionaria que, con medios adecuados, se plantee el fin de introducir en
la sociedad los recursos materiales de la felicidad también real del hombre
y la mujer.
Pasando a otro tema, hay que decir que a estas alturas el ambiente pre
electoral se caldea cada vez más en el Perú. Nos interesa recalcar que la
izquierda tradicional (marxista-leninista) sólo va como furgón de cola de
ciertos candidatos confirmados como Ollanta Humala del nacionalismo o
Alberto Pizango, y el padre Arana (cuyas candidaturas siguen siendo
proyectos), o sea que dichos grupos no han tenido la energía ni la confianza
de lanzarse por su cuenta a pesar que el MNI es un grupo inscrito
oficialmente en el JNE, y por ello hay algunos analistas que dicen que este
proceso marca la partida de defunción de la llamada “Nueva Izquierda”
surgida en los años 70 y la aparición de la llamada “Izquierda Moderna”
representada por Susana Villarán y su grupo Fuerza Social que no se propone
cambiar la sociedad peruana capitalista neocolonial sino sólo gestionarla,
administrarla, con una ligera dosis de medidas “sociales” que sirven más
bien para contener la cólera de los pobres. En este cuadro político los
votos por el cambio social se van a dispersar no sólo en las candidaturas
nacionalistas y de la izquierda moderna sino en las candidaturas centristas
tipo Toledo, Kucinsky o Rafael Belaunde, mientras los anarquistas seguimos
llamando al voto nulo o viciado expresando así el hartazgo popular frente a
una democracia corrompida que existe sólo para los ricos, los capitalistas
nativos y foráneos y que, a fuerza de cada vez más leyes represivas, lo
único que hace es tenderle la cama al autoritarismo y preparar el retorno
del “mal absoluto” como dice Vargas Llosa, o sea la dictadura legal o
ilegal.
Lima, 20 de diciembre del 2010.
Humanidad. Nº 17