Hachazos contra la patria

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I

[...] Al estudiar ese anacronismo que se llama patria no nos atendremos al diccionario porque [...] nos daría una definición etimolójica con la cual no quedaría ninguno satisfecho. Además necesitamos estudiarla en la vida real, sociolójicamente, moralmente e intelectualmente.

Mirémosla en la vida real. Daremos en que la patria, para todos los patriotas, significa esto: el suelo en que uno nació y al cual está obligado, en caso de guerra o de paz a defenderla.

Esto es por demás estúpido. Pongamos un ejemplo. Figuraos un niño que al nacer se encuentra en que no tiene Padres y nadie que lo socorra. Se criará en cualquier parte. Será un individuo sin instrucción, puesto que nadie se preocupará de él. Nadie le enseñará un oficio. Y ya cuando sea grande sino es bastante fuerte ante la vida será un borracho, después un ladrón. De la calle irá al presidio, de allí a la calle, después al hospital, y así, hasta que un día amanezca helado en cualquier rincón o muerto de una puñalada por un compañero de tragos. Digan: ¿Será ese individuo capaz de amar la patria, la tierra que lo vio nacer? ¿A quién va a tener cariño allí? ¿Va a amar a la calle donde tuvo que morir helado, irá a amar a la cárcel, a los guardianes, al compañero que lo matará?

No digáis que nuestro ejemplo es único y antojadizo, no. Lo sacamos de la vida real. Y lo probaremos. En uno de los últimos censos se pudo comprobar que existían, en Chile, cincuenta mil ladrones, son, pues cincuenta mil ejemplos vivientes. [...] Figuraos ahora que a ese niño se le haya enseñado un oficio. Será toda la vida un trabajador, porque no conocemos un individuo que trabajando de carpintero o de cualquier oficio se haya hecho rico, a no ser que robando a los demás. [...]

¿Por qué esos individuos van a defender la patria? El uno tuvo por cuna la calle, por escuela la taberna y por única casa a la calle y el presidio, el otro creció en una pocilga, a los diez años ya el padre le había enseñado a beber y a trabajar, después fue al taller, y al cabo de cuarenta o cincuenta años de trabajo [es desplazado por] una máquina o se cae de un andamio y sale despachado, sin pasaporte, para el cementerio.

¿Qué tal? He ahí el proceso de dos vidas de dos hombres que no amaron una patria y que no supieron nunca de cariño, de hogar, de nada bueno o dulce y sí supieron mucho de hambre, de frío, de penas de trabajo brutal y de muerte. Pero los patriotas dicen: a pesar de eso aman la patria. Nosotros no lo negamos, como no negamos que esos individuos son unos imbéciles, porque imbéciles los hizo vuestra prédica de asesinos.

Además nosotros no nos preocupamos de regar el árbol que se va secando y sí de dar vida al que nace, y, mirad, casi estamos por creer que el alcohol es un casi aliado nuestro, puesto que va haciendo pedazos a los podridos, a los que nunca han de beber el hermoso trago vivificador en la fuente de Juvencio.

 

II

Para la sociolojía la patria es una nulidad. En los estudios que han hecho los grandes sociólogos sobre el orijen, desarrollo, causas y organización de las sociedades, la patria no ha tomado participación alguna. Al ocuparse de ella algunos, sólo ha sido para atacarla. Comte, Nietzsche, Marx, Guyau, Kant, Tarde, Schopenhauer y tantos otros, no se han preocupado de la patria. Además el estudio hecho más arriba es esencialmente sociolójico. Y la sociolojía que nosotros sepamos al estudiar las manifestaciones jenerales de las sociedades no ha reconocido el amor a la patria.

 

III

Hablemos de la patria bajo el punto de vista moral. Las patrias siempre han traído por consecuencia funesta, la guerra. Y la guerra es un gran crimen colectivo. Y la moral rechaza todo crimen puesto que hiere en lo más íntimo sus principios. La moral, es una especie de conclusiones que se sacan como fin del estudio o análisis de la ética de los pueblos. La ética es el estudio del ambiente, de las doctrinas, de las ideas jenerales, de las costumbres, del desarrollo de los sentimientos de los pueblos y no digamos, ¡por favor!, que en un campo de batalla, en un pueblo en guerra, hai buenas costumbres, hai solidaridad humana, hai principios de amor entre los hombres, hai en fin ¡moral!

De una nación guerrera la moral que se saca es de sangre y hasta ahora nadie a dicho (Marinetti habla de esto…) que la moral de un cañón, de una bayoneta, o de un fusil es la mejor.

La historia de uno de los pueblos clásicos nos puede servir de ejemplo: Grecia. En Grecia las ciudades más importantes eran Atenas, Esparta [...] . Pues bien, Atenas produjo grandes artistas, filósofos, memorables oradores, en cambio Esparta produjo guerras, del pueblo surgieron guerreros que llevaron las huestes plebeyas al combate a hacerse pedazos en gloriosas batallas.

[...] La ética reconoce en la patria un absurdo de sangre, un anacronismo brutal, indigno de figurar en el diccionario y en todas partes, junto a las palabras amor, solidaridad, apoyo mutuo, arte, filosofía, sociolojía y otros.

 

IV

Hemos acabado el estudio de patria. Nuestros hachazos han sido firmes. La hemos analizado bajo todos los puntos desde los cuales nos pareciera pudiera tener una significación buena e inmediata. En la vida real o sociolójicamente, moralmente e intelectualmente la patria nos ha resultado: cero por nada.......

Hoy, [...] la única patria del obrero es el dolor y el dolor, según Faure, es universal, así entonces hai que hacer la patria universal, el gran país universal, y combatir por echar abajo este árbol de la Patria de tan sombría historia.

Hemos escrito este estudio con la esperanza de que alguno pueda sacar algo de él.

Ojala fuera así.

Tomado de La Batalla, Nº 15. Santiago de Chile, 1913. pag.1.
 

Humanidad. Nº 14